viernes, 23 de abril de 2010

LA GLOCALIZACION


Glocalización es un término que nace de la mezcla entre globalización y localización y que se desarrolló inicialmente en la década de 1980 dentro de las prácticas comerciales de Japón. El concepto procede del término japonés "dochakuka" (derivada de dochaku, “el que vive en su propia tierra”). Aunque muchas referencias sitúan a Ulrich Beck como el creador del término y su difusor, el primer autor que saca a la luz explícitamente esta idea es Roland Robertson.

Definición desde la perspectiva económica cultural
Como término económico se refiere a la persona, grupo, división, unidad, organización o comunidad que está dispuesta y es capaz de "pensar globalmente y actuar localmente". El concepto implica que la empresa se adapte a las peculiaridades de cada entorno, diferenciando sus producciones en función de las demandas locales.
A nivel cultural, según Antonio Bolivar, Catedrático de Didáctica y Organización Escolar de la Universidad de Granada, glocalización es la mezcla que se da entre los elementos locales y particulares con los mundializados. Supone que en un mundo global, en el que asistimos a una progresiva supresión de las fronteras a nivel económico, político y social, se incrementa la existencia de barreras culturales, generadas por las personas que defienden sus tradiciones de la globalización cultural.

La glocalización como respuesta a la globalización
La llamada globalización económica, predominantemente financiera y de inspiración neoliberal, ha venido a mermar drásticamente la capacidad del estado-nación no sólo para adecuar el curso de la economía a los intereses sociales -como había venido siendo, desde el final de la Segunda Guerra Mundial, el rasgo distintivo de los Estados sociales y de derecho en Europa-, sino también para ejercer con solvencia el atributo común a todo Estado: el ejercicio de la soberanía. Frente a las consecuencias nefastas de la globalización económica ha venido tomando nuevo énfasis lo local.
Se puede afirmar que al comenzar el siglo XXI se cuenta con una sociedad, por un lado muy abierta hacia afuera y, por el otro, cada vez más afirmada en su propia identidad. La primera línea de defensa frente al avasallamiento que conlleva la globalización es la reafirmación en lo propio. Esta valorización debe relacionarse con aquellos países y aquellas culturas que, en cierto grado, son semejantes.
En tal sentido el geógrafo y periodista brasilero Milton Santos (1947 – 2001) señala que frente a los efectos perversos de la globalización económica, “la ciudad gana una nueva dimensión y un nuevo papel, mediante una vida de relaciones también renovada, cuya densidad incluye las tareas ligadas a la producción globalizada. Por eso la ciudad se torna el lugar donde mejor se aclaran las relaciones de personas, empresas, actividades y ‘fragmentos’ del territorio con el país y con el mundo”.
Por su parte, el analista español Manuel Castells hace referencia al concepto “glocalización”, entendido como la articulación entre lo global y lo local desde una visión urbana, como una noción que hoy se aplica tanto a la economía (la ciudad como medio económico adecuado para la optimización de sinergias) como a la cultura (las identidades locales y su relación dialéctica con el universalismo informacional de base mediática). La “glocalización” supone para este autor, destacar el ámbito urbano y el papel gestor-coordinador-promotor de los gobiernos locales para la implementación de políticas que tienen en cuenta unos referentes globales y que se posicionan respecto a ellos. En síntesis: globalización más proximidad.

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